20 December 2013

"Un derecho fundamental"

Palabras Pdte. JCE, doctor Roberto Rosario Márquez, en puesta en circulación de la 4ta. edición de "Temas de Democracia"

"Un derecho fundamental"

La Junta Central Electoral ha querido presentar a los lectores de nuestra revista institucional Temas de Democracia, una serie de opiniones de varios expertos relativos a la libertad de cultos y de conciencia.

El pasado 03 de agosto de 2011, los actuales legisladores vieron promulgado su esfuerzo de garantizar la ejecución del mandato constitucional, mediante la ley 198-11, que instituye el sistema mediante el cual los ministros, pastores y ancianos de diversas denominaciones religiosas que no tienen convenio internacional con el Estado dominicano, podrán solemnizar y oficiar los matrimonios de sus fieles.

Y es que la libertad de culto está consagrada como un derecho fundamental, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que la conceptualiza como la opción de cada persona, cito: “de elegir libremente su religión, de no elegir ninguna religión, o de no creer o validar la existencia de un Dios, y poder ejercer dicha creencia públicamente, sin ser víctima de opresión, discriminación o intento de cambiarla”.

Obviamente, para que esta libertad sea real, el Estado debe garantizar sus manifestaciones más amplias, y el matrimonio es uno de los hechos más significativos de la vida humana.

Precisamente nuestra Carta Sustantiva, para no dejar en el aire la ejecución de las leyes y políticas públicas destinadas a proteger y garantizar el pleno ejercicio de estos derechos, en su artículo 68 establece:

“La Constitución garantiza la efectividad de los derechos fundamentales, a través de los mecanismos de tutela y protección, que ofrecen a la persona la posibilidad de obtener la satisfacción de sus derechos, frente a los sujetos obligados o deudores de los mismos.

Los derechos fundamentales vinculan a todos los poderes públicos, los cuales deben garantizar su efectividad en los términos establecidos por la presente Constitución y por la ley”.

Este esfuerzo es la continuación de la insistencia que hace la comunidad internacional, desde las más diversas corrientes del pensamiento, para avanzar hacia un mundo de convivencia y tolerancia respecto a las creencias.

Aunque no pretendo ocupar su tiempo en demasía avanzando un poco los temas tratados por los autores, llamo su atención ante algunas reflexiones del artículo del profesor Juan Carlos Priora, de una profundidad tal, que requieren de mucho tiempo para comprenderlo, cuando afirma: “Así entendida, la tolerancia es una solución intermedia entre la prohibición y la libertad religiosa. Es una virtud necesaria, pero insuficiente. Lleva implícita la idea de que una persona en función de autoridad, que, por consiguiente, se considera superior a otra, tiene un gesto magnánimo y le concede “algo”; pero puede retirarle esa concesión cuando cambie de humor.

Si la tolerancia puede funcionar en el ámbito político, es inadmisible para los asuntos de conciencia. En realidad, la tolerancia es la imitación disfrazada de la intolerancia. En asuntos de conciencia, religión y culto, debe aceptarse únicamente la libertad.

Lo traigo a colación a propósito del clima de intolerancia que se ha apoderado de la mente y la conciencia de algunas personas en República Dominicana a propósito del tema de esta cuarta edición, que por cierto ha desbordado los límites de la prudencia en el tema objeto de mayor discusión en este país en el año que casi termina.

Para muchos la tolerancia es sinónimo de aceptación de sus posiciones; obviamente una visión reducida del enfoque que le han dado los cientistas sociales, que abordan el tema en esta publicación que hoy entregamos.

En la República Dominicana, a propósito de la afirmación de Priora en el sentido de que “la tolerancia puede funcionar en el ámbito político y social”, es un bien muy escaso que debemos sembrar para un día poder cosechar. Con esta publicación buscamos hacer un aporte que facilite abrir los surcos que permitan fomentarla
Les invitamos, pues a compartir esta experiencia plasmada en la IV edición de nuestra revista Tema de Democracia, que recoge nuestras experiencias y la de otras naciones, cuya historia es rica en este aspecto de la libertad de cultos y de conciencia.

Gracias a todos nuestros colaboradores.

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